miércoles, 4 de abril de 2018

París, amor a primera vista

Nunca he estado más de 12 horas en París, pero sólo bastaron algunos minutos para enamorarme de esa maravillosa ciudad. 

Hasta el momento (no pierdo la esperanza), solo he estado dos veces en París, y en ambas ocasiones ha sido gracias a las largas escalas que he tenido regresando desde China a Chile. 

Y como son pocas horas, hay que aprovecharlas al máximo. Según yo, y lo que me ha resultado muy bien, son los buses "hop on hop off", esos típicos buses turísticos con el segundo piso al aire libre, de los cuales puedes subir y bajar las veces que quieras, mezclando distintas rutas y conociendo muchos lugares turísticos en poco tiempo, comprando solo un ticket. (Algunas opciones en París: L'Open Tour; BigBus Tours) 

Si tienes la suerte de poder quedarte más en la ciudad, es una buena idea usarlo el primer día y luego volver a los lugares que más te impresionaron. Estos no solo existen en París, sino también en todas las grandes capitales turísticas del mundo. 

Bueno, volviendo a lo importante. Recuerdo que comenzamos nuestras 12 horas en París dejando nuestras maletas en custodia en el aeropuerto. Ojo que solo reciben efectivo, euros, no tarjetas de crédito. Tomamos el tren desde el aeropuerto a la ciudad (puedes comprar el ticket ida y vuelta), y nos bajamos en una estación cercana a la parada de los trenes internacionales que conectan Europa. Cerca de ahí, había un puesto para comprar el ticket para los buses turísticos. 

Una vez arriba, comencé a sentirme en una película, una romántica, antigua, a veces en blanco y negro, y en otras a todo color. Recuerdo que me habían comentado sobre las nubes y el cielo de París, así que lo primero que hice fue mirar hacia arriba, y wow!, sientes como si las nubes estuvieran muy cerca, que se te vienen encima y casi puedes tocarlas. Pasan rápido y lento sobre los edificios y crean un escenario visual impresionante. Amé el cielo de París. Recuerden mirar hacia el cielo en su próxima visita a París.

Lo siguiente fue concentrarse en el relato histórico de la ciudad, un audio-tour disponible en varios idiomas. Y ahí mi piel comenzó a erizarse. Saber que estás  viendo, viviendo, respirando y fotografiando lugares donde pasaron tantas cosas relevantes para la historia de la humanidad, donde se gestó la más grande revolución política de la historia, el nacimiento de la democracia, es una de las sensaciones más poderosas que he sentido.  

Para terminar mi primera visita a la ciudad, recuerdo que compramos un mini bagget, una mini botella de vino, y nos sentamos en los jardines bajo la torre Eiffel a disfrutar de la vida. Eso, más la maravillosa arquitectura, los paisajes, los estupendos y estupendas franceses y francesas (se visten muy bien!), hacen de París una experiencia completa e inolvidable.

En mi segunda visita a París, conocí la Catedral de Notre Dame, y me encontré con un cura negro haciendo misa. Me sentí en el video de Madonna 😂 
Después tomamos un rico desayuno en unos de esos lindos cafecitos parisinos fuera de la catedral, y almorzamos en un exquisito restaurante un reconfortante casserol con carne y pastas. Recuerdo que era un 4 de septiembre, día en que se celebra el Día del Vino en Chile y un día antes de mi cumpleaños, así que obviamente había que brindar, y como no, con un vino francés. 

Ahora estoy juntando $, millas y tiempo para volver. 














No hay comentarios:

Publicar un comentario